"como he estado triste trato de no pasar mucho tiempo en mi casa. Mi mamá está devuelta y se ve mucho mejor. Me acabo de dar cuenta lo patético que resulta tener 27 y vivir con tu vieja, chiuuuta con razón me maté. Como dicen los futbolistas "así se dieron las cosas", pero en fin. Estos días he salido a dar vueltas por el barrio, me quedo horas en la plaza mirando los niños jugando con sus padres el domingo. Me alucinan los niños, esa mezcla de potencial y fragilidad; ese equilibrio precario al caminar. Me acuerdo de Heidi, el dibujante tenía la particularidad de retratar muy bien esos movimientos de los cabros chicos. Igual a veces me da lata porque recuerdo a mi papá cuando se esforzaba por entretenerme a toda costa las pocas veces que se apareció por mi vida, era si como en una tarde quisiera compensar todas las veces que faltó, lo que en su caso era casi siempre. Él era alcohólico, se desaparecía por años. Cuando tenía como 11 años un amigo del colegio me preguntó por él," ¿que onda tu papá?", estábamos sentados en la cuneta y le conteste como con rabia "no se p'a mi que esta muerto". A los pocos días después llegaba a casa, mi mamá me dijo que me sentara, me senté y me dijo "tu papá murió el sábado en la mañana", era lunes y faltaban dos días para mi cumpleaño (cuando estaba vivo). Ella pensó que yo iba a llorar, pero no lo hice, no pude hacerlo, respiré profundo y pregunté cuando lo sepultaban. Ni siquiera pregunté de que había muerto, era como obvio, él tenía 33 años y una vida por delante, pero tuvo la mala idea de tropezarse con el alcohol, una y otra vez, hasta que no se levantó mas. Fui a su velorio y al sepulcro, era como si nada me hubiera pasado. Había olvidado que a él también lo había visto muerto. Lo recuerdo esos fines de semana que trataba de entretenerme inútilmente, ¡pobre!, con lo difícil que siempre fue eso para mí, cuando me acuerdo de eso me dan ganas de quererlo, pero lo veo pegándole con un fierro en la pierna a mi mamá y me odio con toda el alma, porque fue mi culpa. Se que no es así, el culpable es la vida, el culpable es el alcohol.... Nunca pude saber lo que sentía por él, es un vacío que nunca se llenó, un vacío donde debía haber algo. Esa noche después que lo sepultaron tuve una pelea con otro niño, le pegué pero fui yo el que quedó llorando, así fue mucho mas fácil, no se porque lo hice pero de algo estoy seguro, no era por los golpes, estaba acostumbrado.
Así perdí esa sensación de decir papá, cuando se dice esa palabra hay una sensación una imagen asociada, yo no la tuve. Por eso ahora me puedo sentar horas a ver los niños jugar. Me quiero ver en ellos, lo bueno de que no me puedan ver, es que en estos tiempos si lo hicieran creerían que soy pedófilo, jajajj!, son los beneficios de estar muerto".