miércoles, 14 de enero de 2009

razones de peso

“supongo que todo el mundo se considera una buena persona, pero yo no. Debo admitir que no soy una buena persona, de hecho ya no soy una persona y eso me escusa de algunas estupideces que cometo. Pero creo que eso retrasa aun más mi estadía en este purgatorio.

Aparte de estar muerto, tengo otros problemas como el hecho que mantengo todos mis traumas y no hay sicólogo que me atienda, ni plan auge que lo resista. Uno de estos traumas es el que tengo con el sobrepeso. Hay una profecía que decía que yo me convertiría en un viejo, guatón y pelado. En vista de mi fragilidad y mi egolatría, trato de controlar todo, por lo cual de esa profecía solo pude controlar dos, no llegué a ser viejo y aunque engorde bastante en mi paso por la universidad –la universidad engorda- adelgacé lo suficiente entes de morir, con lo cual el cajón salió mas barato, lo que muestra mi grado de conciencia jejejej.

Para mi el peso siempre fue un problema, nunca fui delgado, mas bien mis huesos eran un poco grandes, como dice el mamut de la era del hielo “no soy gordo; soy robusto”, soy un ferviente admirador de aquella filosofía de Manny manito. No tengo claro las razones de este trauma, mi papá era muy delgado y mi mamá no, la parte peor de este cuento es que no siento atracción física por las mujeres gordas, de hecho me costaba mucho tenerlas incluso de amigo. Como siempre elaboré una teoría. Cuando era niño vi a mi madre desnuda, la que como dije antes era gordita, esta imagen la recordé hace poco tiempo. Se puede decir que yo tengo algo así como un anti Edipo, si es que eso existe, el caso es que no me puedo excitar con alguien gorda, es como si me excitara con mi madre, es francamente asqueroso y no es nada personal, pero es difícil.

Este trauma me hace sentir mal, me siento un maricón, un miserable, una rata de dos patas, un animal ponzoñoso, pero bueno, así soy o así era.

Siempre he escuchado que los gordos son felices, pero yo no lo creo, no puedo creerlo. Creo que pasé tanto tiempo sintiéndome un monstruo, que es difícil poder creer que alguien que a los ojos de la sociedad es feo, pueda ser feliz. Soy un tipo raro y como no serlo.

Un día iba en una micro hacia la casa de mi para siempre ex, y se subió una señora gorda, la vi caminar hacia mí, y no me quise mover, me dio un poco de susto, pero me quede sentado estoicamente. Era el momento de probar el mito. Se sentó sobre mí y me sentí mal, quise salir, pero aguanté. Pasaron unos pocos minutos y me pude quedar en su cuerpo. No tenía control, pero me soportaba sin grandes malestares. Me sentí pesado e incomodo, pero sentía y tenía un cuerpo que no era mío, pero era yo, expectante pero era yo.”