“…aunque esté muerto no puedo dejar de hacer lo que mas me gusta, aprender, a pesar que parezca que nunca aprendo, esa sensación de idiota no se e quita y me impulsa a seguir devorando información en una especie de redención. Bueno al grano, creo en la reencarnación y creo que este periodo en mi purgatorio es un proceso previo a la reencarnación, llamémoslo un proceso de aprendizaje, jajá, perdón quise decir castigo, algo que yo propiamente creé, después de todo, mmmmmmmm “todo es causa y efecto”.
Como buen adicto a los comics e historietas, en mi estado no puedo ms que creerme un superhéroe, pero como todo superhéroe debo tener un antagonista, mierda es lo que debo buscar. También debo tener limitantes y esas ya las descubrí o al menos una de ellas.
Hace un tiempo quise viajar a argentina, es absurdo, pero antes de morir quería ir a comprar unos libros allá, debido a que a diferencia de chile allá n te cobran impuesto y los libros son más baratos. No se exactamente porque pero llegué al aeropuerto y me subí al avión que iba a argentina. En este punto me quiero detener, en esos días tenía mucha pena había pasado hacía pocos días el intento de suicidio de mi madre y la culpa me absorbía inevitablemente. Recodé que no creo en la resiliencia y aunque creía serlo, a veces solo pensaba que uno no se sobrepone a los hechos, que simplemente se hace el tonto a lo que pasa, hacerme el tonto es algo que siempre me costó, durante mi infancia siempre pensé que dios me había dado inteligencia para compensar el resto de mis defectos físicos, recuerdo claramente la sensación de sentirse un monstruo, sin embargo creo que me equivoqué y lo que me dio fue solo intelecto, pues nunca tuve la capacidad de entender lo que pasaba a mi alrededor y siempre causó mucho dolor, mucho dolor que solo supe ocultar. Redención es una palabra que me gusta mucho y de alguna forma quise tratar de hacer las cosas de nuevo, arreglando aquellas cosas en las que fallé. Me hice el tonto y quise continuar con mi vida, o al menos seguir con los planes que tenía cuando estaba vivo, el caso es que me fui a argentina. Lo que pasó fue raro, si se puede decir eso. En un momento el avión había partido hacía un rato y yo miraba el mundo desde una extraña perspectiva, pero de repente se me apagó la tele en una milésima de segundo y me encontré en el living de mi casa, en el mismo lugar de aquel día mirando hacia la misma puerta y detrás de mí estaba solo la muralla, pero la mancha de sangre ya no estaba, por unos segundos creí despertar de un amargo sueño, pero finalmente me di cuenta que físicamente no estaba ahí, quise llorar, pero no tenía cuerpo, ni ojos que derramaran lágrimas. Fue muy duro en un comienzo, casi como volver a vivirlo, como volver el tiempo atrás a aquel día. Tan estúpido no soy, ingenuo si, pero no estúpido. Me di cuenta que algo raro pasaba y elaboré una hipótesis. Fui a la estación de buses y tomé uno hacia el norte, iba llegando a la Serena cuando volvió a pasar lo mismo. Ya lo tenía mas o menos claro pero quise hacer otro intento para asegurarme esta vez fui al sur antes de llegar a Concepción paso lo mismo otra vez. He escuchado hablar de hilos de plata y esas cosas que unen a los espíritus con el cuerpo, pero en mi caso creo estar unido al lugar donde decidí acabar con mi vida, o quizás al lugar donde están mis afectos, a aquellos que viven los efectos que yo causé. No lo se muy bien todavía pero bueno creo que tengo tiempo para entenderlo jejej…..”